jueves, 9 de marzo de 2017

Sensacional hallazgo sobre cocodrilos en el pasado amazónico del Perú



Nueva investigación del Departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo de Historia Natural descubre siete especies de cocodrilos de 13 millones de años en un sitio fosilífero de 20 m2 de la amazonia peruana. Antes del establecimiento del río Amazonas, esta enorme biodiversidad estaba ligada a ambientes pantanosos y, aunque parezca increíble, a la abundancia de moluscos.
 



Siete especies de cocodrilos
viviendo juntas hace 13 millones
 de años en la Amazonia peruana.
Sus cráneos y mandíbulas muestran
su diversidad.(1)
Gnatusuchus pebasensis,
(2)
Kuttanacaiman iquitosensis y
(3)
Caiman wannlangstoni.
(© Fotos de Rodolfo Salas-Gismondi.
© Pinturas de Javier Herbozo)
Hace 13 millones de años, siete especies de cocodrilos habitaban las aguas pantanosas de lo que ahora es el noreste del Perú, según muestra una reciente investigación. Este ensamble megadiverso, descubierto tras más de una década de trabajos en niveles fosilíferos de la Amazonia occidental, ha revelado la mayor concentración de especies de cocodrilos coexistiendo en cualquier tiempo o lugar en la historia de la Tierra. Se ha establecido que la abundancia de ciertos recursos, como bivalvos y caracoles que actualmente solo forman una pequeña parte de la dieta de los cocodrilos, fue la causa que favoreció esta enorme biodiversidad. Este trabajo, liderado por Rodolfo Salas-Gismondi y publicado en la revista científica Proceedings of the Royal Society B, llena vacíos de información con sustancial evidencia que contribuye al entendimiento de la historia de la gran diversidad amazónica.

Gnatusuchus pebasensis,
expuesto en la superficie
por la erosión del río
Amazonas, área de Iquitos,
Perú. (© Foto de
Rodolfo Salas-Gismondi)
La cuenca amazónica moderna contiene una de las biotas más ricas del mundo, pero de sus orígenes se conoce muy poco”, dice John Flynn, curador de la Colección de Mamíferos Fósiles del American Museum of Natural History y uno de los autores de esta publicación. “Debido a que este lugar es actualmente un tupido bosque tropical, nuestra oportunidad de encontrar rocas antiguas –y por consiguiente, también de encontrar fósiles que esas rocas puedan preservar– es muy limitada. Por eso, cada vez que uno encuentra una de estas ventanas al pasado, es posible escudriñar en la vida que fue hace millones de años, y lo que encontramos no es necesariamente lo que hubiéramos esperado”.

Equipo trabajando en la preparación
de protección de yeso en colecta de
huesos fósiles a orillas
del río Itaya, área de Iquitos,
Perú. (© Foto de Andy Wyss)
Antes que el río Amazonas se formara hace 10.5 millones de años, la proto-Amazonía occidental albergaba un complejo ecosistema de humedales – conocido como Sistema Pebas– que incluía pantanos, lagos, bahías y ríos que conducían sus aguas hacía el norte para desembocar en el Mar Caribe. “Este esquema contrasta notablemente con el drenaje moderno que se dirige hacia el este, desde los Andes hasta el Océano Atlántico” afirma Pierre-Olivier Antoine, profesor de paleontología de la Université de Montpellier y coautor del artículo. “Solo los fósiles permiten conocer mejor cómo se originó el sistema amazónico y saber cómo funcionaba este en el pasado. ¡Y los fósiles, particularmente los de vertebrados, son muy escasos! Más aún, en esas duras condiciones de trabajo encontrar un yacimiento de tal magnitud en la Amazonía es una verdadera hazaña”, asegura John Flynn.

Reconstrucción de la apariencia externa
de la cabeza de
Gnatusuchus pebasensis

por Kevin Montalbán-Rivera.
(© Foto de Aldo Benites-Palomino)
Desde el 2002, un equipo internacional formado por científicos peruanos, norteamericanos y europeos ha estado prospectando afloramientos rocosos en los alrededores de la ciudad amazónica de Iquitos (Perú) que preservan evidencia de la vida durante el Mioceno (entre hace 15 y 11 millones de años). Los resultados de este trabajo, incluyendo las siete especies de cocodrilos y mucha evidencia sobre los ecosistemas de la época, constituye el tema recientemente publicado en la prestigiosa revista inglesa Proceedings B. Se han descrito tres especies totalmente nuevas para la ciencia, entre ellas el más extraño caimán denominado Gnatusuchus pebasensis con el hocico extremadamente corto y ancho, mandíbula en forma de pala y dientes globulares en la parte posterior. Se cree que el caimán “ñato” –palabra quechua para aquellos que tienen una nariz muy pequeña– usaba su mandíbula para “palear” el barro de los fondos pantanosos y excavar en busca de bivalvos y otros moluscos. Este nuevo trabajo sugiere que la aparición del Gnatusuchus y otros caimanes “durófagos”, o moledores de conchas, está correlacionada con un pico en la diversidad y abundancia de moluscos en los pantanos miocénicos, ocurrido antes de que este antiguo ecosistema dé paso al Sistema de drenaje del Río Amazonas.

Varias vistas de la reconstrucción
del
Gnatusuchus pebasensis
por Kevin Montalbán-Rivera.
(© Foto de Aldo Benites-Palomino)
“Cuando analizaba los huesos del Gnatusuchus y pensaba que probablemente había sido un caimán que enterraba su cabeza en el fango para buscar bivalvos usando su mandíbula como una pala, estaba seguro de que este descubrimiento era la piedra roseta para entender las dinámicas alimenticias de los pantanos proto-amazónicos” afirma Rodolfo Salas-Gismondi, estudiante de doctorado de la Université de Montpellier en Francia e investigador y encargado del Departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).

Equipo de científicos peruanos y
extranjeros prospectando en rocas de
la formación Pebas a orillas
del río Amazonas,
área de Iquitos, Perú.
(© Foto de Rodolfo Salas-Gismondi)
Las otras dos nuevas especies de caimanes “moledores” son Kuttanacaiman iquitosensis, un caimán algo primitivo, y Caiman wannlangstoni, emparentado con ciertos caimanes modernos. Además, los investigadores han encontrado los primeros restos pertenecientes a representantes fósiles del caimán enano Paleosuchus, el cual tenía un hocico más largo y alto apropiado para capturar una variedad de presas como peces y otros vertebrados.

Ambientes pantanosos que existieron en los megahumedales
protoamazónicos al final del Mioceno medio
(aprox. hace 13 millones de años) y las tres nuevas
especies de cocodrilos fósiles:
Kuttanacaiman iquitosensis (izquierda), Caiman wannlangstoni (derecha),
 y 
Gnatusuchus pebasensis (abajo).
(© Pintura de Javier Herbozo)
“Hemos descubierto este especial momento en el tiempo, cuando el ecosistema de humedales alcanzó su pico en tamaño y complejidad, justo antes de su desaparición. En este momento, coexistieron caimanes de todos los linajes: arcaicos con hocicos anchos y dientes globulares junto con representantes de lo que estaba por venir”, añade Salas-Gismondi.





John Flynn y Rodolfo Salas-Gismondi
junto a fósil de tortuga mata-mata
durante su descubrimiento
a orillas del río Amazonas,
área de Iquitos, Perú.
(© Foto de Julia Tejada-Lara)
Esta nueva investigación sugiere que con el nacimiento del Sistema del Río Amazonas, las poblaciones de moluscos declinaron y las especies de caimanes durófagos se extinguieron mientras otros con dietas variadas se diversificaron en los caimanes que dominan los ecosistemas amazónicos modernos. Sin embargo, relictos del Sistema Pebasy sus caimanes “moledores” al parecer sobrevivieron por más tiempo solo en la región más norteña del continente, donde ese antiguo drenaje vertía sus aguas: la cuenca del paleo-Orinoco.

Hoy, seis especies de caimanes viven en toda la Amazonía y solo tres de ellos raramente habitan las mismas áreas de ríos o lagunas, como sí lo hicieron alguna vez sus ancestros cuando siete especies convivieron en tiempo y espacio.

Rodolfo Salas-Gismondi junto al cráneo
fósil recién descubierto del caimán
Gnatusuchus pebasensis,
en rocas de la formación Pebas
a orillas del río Amazonas,
Perú. (© Foto de Bruce Shockey)
Otros autores de la publicación son Patrice Baby (Université de Toulouse y Convenio IRD-PeruPetro), Julia Tejada-Lara (Museo de Historia Natural y University of Florida) y Frank Wesselingh (Naturalis Biodiversity Center, Holanda). Los restos paleontológicos descubiertos se encuentran depositados permanentemente en el Departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo de Historia Natural de la UNMSM.

Este estudio fue parcialmente financiado por NASA; The Field Museum, Chicago; Frick Funddel American Museum of Natural History, New York; programa ECLIPSE de Francia; Centre National de la Recherches Cientifique (CNRS), Francia; Institut de Recherche pour le Développement (IRD), Francia; y la Escuela Doctoral Franco-Peruana de Ciencias de la Vida (beca doctoral otorgada a R. Salas-Gismondi).

Julia Tejada-Lara colectando
mandíbula de caimán
de 13 millones de años
a orillas del río Amazonas,
área de Iquitos, Perú.
(© Foto de Rodolfo Salas-Gismondi)








Nota publicada en el portal de la UNMSM

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